domingo, 4 de marzo de 2012

¡Complutum Victim!


PRESENTACION

¡Legionarios!

Infantería y jinetes comandados por su Centurión se reúnen en la plaza de armas de Complutum.

En lo alto del atrio, el emperador Gracianus Augusto señala las colinas del Gurugú como el origen de la rebelión Germana.

Su hijo pródigo, el decurión Sexto Pompeyo Caraballo, ha sido mal herido.

Su pequeña escuadra, durante unas maniobras cerca de la puerta de la civis, sufrió hace pocos días un ataque por sorpresa.

Ahora, la ciudad está rodeada por grupos germanicos colocados estratégicamente en los altos del Gurugú, Torres, Olmeda y Villanueva de la Torre.

EL GURUGU
La situación es tan grave, que los alimentos han dejado de llegar hace más de una semana a la ciudad.

Al grito de: ¡IUSTITIA! … ¡VINDICTIA! Salen 5000 hombres y una mujer, entre vítores del gentío.

El ruido de los cascos de caballos y el retumbar de la marcha de la infantería pesada, oculta el miedo a lo desconocido que se encuentra escondido en cada uno de los montes a  reconquistar.

Los germanos son pueblo de guerra de guerrillas. Arminios, su Comandante en Jefe.

Ya fuera de la ciudad y según nos acercamos al Gurugú, el silencio se apodera del grupo.

En cabeza Plutarcontxi es la responsable de la primera de las reyertas.

Las flechas caen del cielo como lluvia envenenada.

Plutarcontxi, ordena formación tortuga, la centuria se agrupa, se protege con los escudos de los ataques enemigos minimizando el número de bajas.

Arriba, se lucha con pasión y se acaba con la vida de los rebeldes.

El primero de los objetivos ha sido cumplido.

TORRES LA DURA

Decidimos pasar noche en lo alto, antes de lo que va a ser la guerra de de todas las guerras: Torres La Dura.

Nuestro centurión Marco Antonio Encinar, reunido con pretores de confianza de la escuadra imperial, trata sobre la mejor de las maniobras.

De madrugada, se envían tropas señuelo.

Así, rompiendo todas las leyes de batalla conocida, avanzan los Triarii (los más veteranos y experimentados guerreros), los Ediles Castañus, Pedrus, Santiagum y algunos otros ordenan.

Entran, aún de noche, entre las filas enemigas, pasando totalmente desapercibidos.

Tras horas de espera y con la luz de la luna por escolta, desde el Gurugú, salen primero los Príncipes (hombres de edad media acostumbrados a este tipo de guerra) y detrás los Hastati (los más jóvenes).

Filipo Vitingo y Coroliano de la Olmeda ponen un ritmo de batalla totalmente asesino, se olvidan de la formación y a base de fuerza, rompen las líneas enemigas, que están totalmente desorientadas y luchando  contra los Triarii.

Por desgracia, muchos de los Triarii, que lucharon con honor, mueren.

Cuando Filipo Vitingo y Coroliano de la Olmeda atraviesan Torres, prácticamente se encuentran solos.

Atrás sólo se escuchan gritos de muerte y desolación.

Se enfoca la cima de Torres la Dura, las ordas bárbaras son numerosas.

Es justo en ese momento cuando entran en primera línea los Hastati: Okim, Pasamari, Juankarlus y Patillorum. En sus Equus desbrozan toda una analgama de estratagemas para destruir los flancos del enemigo.

Aún con más sangre de venganza y entre proyectiles de piedra envueltos en aceite ardiendo lanzados desde la retaguardia de nuestras posiciones, Marco Antonio Encinar acompañado de Escipion Carmona arrancan con fuerza conquistando y doblegando las tropas enemigas.

Las bajas son terribles, el cuerpo de legionarios se enfrenta al resto de la misión con el ejército prácticamente diezmado.

Las reservas son pocas y es necesario descansar.

NUEVO BAZTAN

A lo lejos, se ve como los germanos se están reagrupando entre Torrejón del Rey y Nuevo Baztán.

Marco Antonio Encinar, ordena una Centuria de Asalto.

80 valeroso guerreros liderados por Okim, Pasamari y Vubillum atacan en solitario los desorganizados grupos bárbaros desprovistos de toda defensa.

La victoria es aplastante.

A Nuevo Baztán llegan nuestras tropas agrupadas y de nuevo en condiciones de guerra.

OLMEDA DE LAS FUENTES

Dirección la Olmeda, los Sicambrios, han montado una empalizada de 10 metros de alto, desde donde escupen todo tipo de artillería ligera.

Apostados en lo más bajo de la colina y protegidos por lo abrupto del terreno, durante dos días nos preparamos construyendo Escalas, Torres móviles, Arietes y Mamparos.

Al amanecer: El ataque.

Los arqueros lanzan flechas intentando minimizar el número de enemigos apostados, mientras las tropas de asalto se acercan en formación. Okim y Escipion Carmona empujan la torre de asalto a la empalizada  enemiga y con el ariete se golpea la entrada principal.

El resto intenta colocar las escalas para ascender, es una locura, nos están machacando, los heridos crecen en número y la efectividad de los ataques es cada vez menor.

Los pocas tropas que van quedando en pie se colocan tras la torre de asalto a la espera del momento del ataque.

Pero, siempre hay una puerta de atrás, Filipo Vitingo, con un reducido número de hombres, aprovecha el desconcierto para entrar y propinar el golpe mortal.

Atraviesa los flancos y rompe las defensas principales permitiendo que el Ariete termine de hacer su trabajo para que el grupo, de ya pocos, destruya las defensas enemigas.

Los víveres empiezan a escasear, los muertos y heridos se cuentan por centenas, estamos al límite.

POZO DE GUADALAJARA

Las cohortes restantes ponen paso ligero hacia Pozo, lugar que por suerte sigue siendo dominado por la  Ciudad de Complutum.

Tras reponernos y hacer recuento, nos damos cuenta de que a pesar de haber vencido en tres ocasiones a las tribus germanas de queruscosmarsioschattis ,brúcterosusípetes y angrivaros, no podremos sobreponernos en Villanueva.

Desde el  alto de los Santos, ya prácticamente en retirada, vemos como en Camarma se está lanzando un ataque sin compasión contra la villa.

Ancianos, mujeres y niños, desprovistos de toda capacidad de defensa, están siendo masacrados a las afueras de las murallas.

La urbe, sin sus ejércitos clave, desplegados en nuestra contienda, sobrevive a base de jóvenes que luchan a brazo partido sin condición de militar adquirida.

Es una tragedia.

VILLANUEVA DE LA TORRE

La venganza se palpa, los hombres enfurecen, las pocas fuerzas que quedan se enfocan donde está el punto neurálgico de las operaciones bárbaras.

A base de relevos, los pocos que quedamos llegamos a Valdeavero.

No nos esperan.

Las puertas están desprotegidas.

Esta vez, sólo hay una oportunidad.

Para ganar, deberemos lanzar un ataque por sorpresa contra la comandancia enemiga.

Había que eliminar a Arminios.

Por suerte, conocemos estas montañas de múltiples maniobras, por lo que en formación rápida y sin ser vistos, entramos directamente en el territorio enemigo y, con más coraje que tropas, la caballería e infantería restante (Astati, Principes y Triarii) dejan la poca sangre que les queda en el campo de batalla.

Arminios, manda el grupo clave.

A base de jabalinas, lanzas, cuerpo a cuerpo de espadas, escudos y dagas, llegamos a la cima para quitarle la vida.

Victoriosos, sólo algunos vuelven.

DESENLACE

La civis se erige en ‘feriae’.

Gracianus Augusto espera en el senado.

Sexto Pompeyo Caraballo ha sido vengado.

¡Complutum Victim!

‘Finem’.

JC, V´12

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