domingo, 18 de diciembre de 2011

Rodando con: Miguel de Cervantes Saavedra


¡Miguel! ¡Baje de ahí! ¡Venga usted con la caballería!

Y dijo Saavedra: ¡Andantes los caminantes!, ¿llevarán me por las serranías? Donde quiera que ande su ducado, a sus pies me pondría,…

En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme, no hace mucho que vivía un hidalgo, de los que lanza en artillero, rocín flaco, escudo viejo y galgo corredor, rompía lanzas en son de una apología, en virtud de una ilusión, ser caballero andante, por el Rey promulgado y la iglesia confesado.

Así se ha bajado, Don Miguel de Cervantes Saavedra, de su estancia para acudir a ocupar un lugar en las caballerizas de la Plaza.

Saavedra: Su Ilustrísima, Marques De Soria,  ¡cuán hermoso es su rocín! ¿tendría menester en dejar sus fueros en manos de este pobre, que con su pluma pregonea las andanzas de los nobles caballeros de Alcalá?


Soria: -¡Al ‘rocaje’ vivo me arrojo! A sus pies mi grandeza, mi cambio automático, mis calas de perlas, ¡mi Shimano es suyo!,.. mi alteza.

Y así fue, la ilustre figura en su atuendo antiguo vestido, salió, galopando, en tan noble compañía, de caballeros venidos de lejanas tempranías.

Saavedra: -¿Y su merced?-

Chus: Si,… señoría,…

Saavedra: ¿Cómo se hace llamar?

Chus: El Conde Chus de Benalcaçar, a sus pies.

Saavedra:  ¿A sus pies? Señor Conde de Banalçar, ¿este ritmo, hacia el gentío de las dulces cortesanas de Meco? ¿es propio de esta bella escudería?

El ritmo suave pone nervioso a los integrantes del grupo y más aún a nuestro nuevo compañero Saavedra (menuda bestia parda nos hemos ido a invitar).

Cambio de relevo,… entra la demoledora máquina en cabeza, Fran de La Olmeda. Noble rocín, envuelto en su capa roja, alardea de fuerza.

El ritmo acrecienta, las hordas, los súbditos, las bestias, se quedan quietas.

Saavedra: Vizconde de la Olmeda,  ¡me embriaga su noble senhorio!

Un pinchazo en el Km 6 hace parar al grupo. En esta ocasión el desafortunado ha sido: El Señor de las Villas de Capilla, Eduardo.

Entramos en Guadalajara en grupo.

El subir del Clavín pone a cada uno en su sitio y a prueba el rendimiento del Porras. Aguanta como un jabato.



Saavedra: Con privilegio me sumo a su venganza. Que salve el Dios de los hombres a los guerreros y luchadores. Si bien la vida podremos perder, la nobleza ¡nunca!

La Peña hoy, se ha juntado. La falta de pros, que corrían, ha dejado al libre albedrío las posiciones en cabeza.

Subimos Chilo en paz, en grupo, lo nunca visto. A poner orden a entrado Carmona, la gente,…  respeta.
Saavedra: ¡No es de rigor!, ¡un poco de estupor!, ¡por favor!

Parada en la fonda de Pozo, con cafés, tertulia, risas y fútbol.


El libro de rutas del próximo ejercicio está cerca de salir.

La vuelta ha cambiado.

Si bien el grupo ha entrado a ritmo constante y creciente en dirección Pozo, al llegar a Corpa se ha producido la explosión.


Javi´s hijo, Padre y David, entran en barrena. La cuesta de Corpa desata la caja de Pandora que llevaba toda la etapa escondida.

Ha sido de locos.

Tirando a 40-50 km/hora en relevos sin concesión se ha llegado a Torres.

El fuerte viento reinante, ahora de cara, hacía sufrir a todos.

Nadie ha dado su brazo a torcer.

Llegamos a la Ciudad de Alcalá a machete.

Para terminar, tres locos hidalgos suben Gurugú.

El ritmo impuesto por Fran es frenético.

Se escucha al farmacéutico decir, BUUUFFFF,… y ahí, desaparece. Llegando arriba sólo quedan dos.

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Amigo Miguel, ¿y ahora?

Saavedra: Decir sólo puedo, gracias, a sus pies. Sus ilustrísimas han me dado tanto furor en la batalla como lembra-me Lepanto y la mano perdida.

¡Salve su gloria Don Miguel!

Saavedra: ¡Por Dios!, ¡las suyas!. 
 Perfil: Cervantes


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