Finales de Mayo.
Aún no vemos amapolas.
Termina el mes y los proverbios
del oráculo hablan.
Queda poco, se acerca, se siente, llega la Reina y la etapa especial.
Hay que ponerse en forma.
Un clásico vuelve (Pirata) y una leyenda reaparece (Magro).
-x-
El día, al igual que ayer, se
levanta algo frío.
Mientras en lo alto del Gurugú se
ve dar vueltas en la glorieta, cual peonza, a Javi ‘ el Guardia’. En los atolladeros de la montaña, suben en
grupo Castaño, Romi y otros. Más abajo y por detrás, Bernardo ha emprendido
también camino a lo alto.
En el lugar de siempre, los de
siempre.
En menor número y tras los 5’ de
rigor, salen 7 devoradores Kilómetros a recuperar a los socios adelantados.
El día es maravilloso, lo
especial del azul de cielo y las agradables temperaturas te invitan a practicar
ciclismo.
Subimos el Gurugú a buena marcha
llevados por Patillas y Nico.
Nadie pierde la estela.
Ponemos rumbo a Anchuelo.
Entre carcajadas y vaivenes
seguimos siendo empujados por los mismos.
Ya llegando cambiamos de pareja.
David ‘de Torrejón’ asume la
responsabilidad de subirnos hasta Santorcaz.
Mantiene la calma, escudriña los
cambios y decide la suerte de todos.
De nuevo, el estilo es clave y la
orden sube agrupada hasta lo alto.
Arriba, entrenamiento contra el
viento a 180 ppm hasta la Meta Volante del Pozo donde damos caza al Grupo de
Romi, Castaño, Bernardo, Socu y … EL PIRATA.
Reencuentro con un clásico tras
las obligadas vacaciones impuestas por la última lesión.
El descenso hasta Pozo: precioso.
¿Qué decir? Se sigue el rebufo en
bajada a 60 km/h trazando curvas de ensueño sobre suelo seco.
Conquistado Aranzueuque, pasamos
Armuña para llegar a Tendilla.
Antes, Viti, Socu, el Pirata y no
sé si alguno más, nos dejan para luego reencontrarnos en Pozo.
La subida hacia Fuentelencina se
hace a ritmo marcado por Patillas y Villabilla.
Nadie se
queda, salvo en los últimos metros, donde se vive el frenesí por los puntos de
la montaña.
Avanzamos un poco y discurrimos a
casi 1000 metros de altura por esa carretera estrecha y maravillosa que dejando
a mano derecha un espectacular Club de Hípica te embuda hacia el pueblo de
Moratilla de los Meleros.
Abrimos las ventanas del bar
maloliente donde pedimos café para beberlo rápido y descansar un poco en la terraza exterior.
Si bien nos encontramos con
Graciano dentro, este y su grupo se apresuran a salir para marcar su propio
rumbo y ruta. El objetivo es llegar a Pozo juntos, cada uno a su ‘play’.
Ya estamos de nuevo en carretera.
Ahora le toca el turno a la
cuesta de Renera.
Respetuosamente dejamos tirar a
Bernardo y Nico.
Mucha charla en esta ascensión,
grabada en nuestras memorias por sufrimiento, le dan un toque distinto a la
subida.
Llaneo y descenso nos llevan
hasta Aranzueque donde un desconocido, a rueda, quiere poner guerra en este
grupo, hoy en paz.
Empezando la subida de Aranzueque
nos ataca, seguimos tranquilos sin entrar al trapo todos salvo Patillas, que le
coge rueda y lo mantiene seco a 100 metros del pelotón, Disfrutamos como ‘la marca’ le impide coronar en solitario.
Al final, Patillas le supera sin
problemas y el pelotón, en relevos, recorta distancias hasta llegar al pueblo
de Pozo de Guadalajara.
Allí nos encontramos con los
antes perdidos compañeros formando un grupo grande que sin más dilación sigue camino
hacia de nuevo Anchuelo.
Gran novedad.
Aparece la leyenda, Magro,
embutido en los colores del grupo entra a rueda para acompañarnos los últimos
metros hasta Alcalá de Henares.
Antes, Borrego y Chus, a base de
potencia suben ‘El Reventón’ a buena velocidad.
Hasta la semana que viene.
JC, V´12