Otro sábado, otra jornada, otro
día más del implacable calendario de entrenamiento.
Entre la virtud del Palo Fino y lo añejo del Queso Manchego nos movemos
cual renacuajos.
Día tras día, apéndice tras apéndice, se forman los pulmones, nos hacemos
grandes.
En Guadalajara, Tamajón, espera tranquilo, soleado, sin viento y con buena temperatura,
Nos da la bienvenida, nos deja una calle al lado del parque, nos da una
tregua.
Aparcar y preparar.
Están locos estos romanos.
Las 08:30 Am, salen circulando.
2 km de llaneo y empiezan las mil y una cuestas.
Campillejo, Campillo de Ranas, Majaelrrayo,… la carretera no para, no hay
un metro llano, es un rompe-piernas continuo, infinito.
Lugar este ideal para entrenar, pasear, disfrutar, compartir y SUFRIR.
Las calorías se queman a la misma velocidad a la que te lleva un escalador
cima tras cima.
Hasta el Puerto de La Quesera son continuos repechos de distinta intensidad.
La Quesera es un puerto de 11 km precioso, no acaba, te tortura metro a
metro mientras discurre a través del Hayedo de Tejera Negra y el Parque de
Riofrío.
Llegamos fuertes arriba.
Hasta Riaza, descenso de 13 km por carreteras en muy buen estado.
Miramos un mapa de una parada de autobuses, y de memoria nos aprendemos los
pueblos que nos quedan.
Martín Muñoz de Ayllón, que recuerdos de la Brevet300 de Algete,
Magriguera, Madriguera, Santibáñez de Ayllón,…
En Santibañez hay que girar a la derecha, ¿dónde?
A un lugareño le preguntamos.
-
Perdone,… ¿para Valverde de los Arroyos,…?
El lugareño, mira, se sonríe y apunta a lo alto de la sierra,…
-
Detrás de esas montañas.
Están locos estos romanos.
Y más cuestas, y más cuestas, y… no paran las cuestas.
Y pueblos que no había visto en mi vida.
Pueblos donde no hay casi gente, dónde las fuentes se esconden entre la
maleza y donde las casas de piedra dan un sabor a pobre a esta sierra negra.
Hablo de Villacadima.
Otros como Cantalojas, Galve de Sorve, Villapinillos, La Huerce, Umbralejo
y Zarzuela de Galve, nos lo ponen en un aún si cabe todavía más difícil.
El ritmo en cada subida es el mismo, cadencia abrasante, sin piedad ni
compasión.
Por fin llegamos a Valverde de los Arroyos.
Que maravilla.
Pueblo cuidado sin mucha gente y con el Ocejón y su cascada de fondo.
Hoy no toca subirlo como hace un año, en un menos de dos horas a pata, ida
y vuelta.
Hoy toca, refrescarse en su fuente, disfrutar del paisaje y acurrucarse en
la barra del Mesón Los Cantos a tomar un pedazo bocadillo y una buna jarra de
medio litro de cerveza.
Queda poco para Tamajón.
25 km, de últimos puertos donde terminar da darlo todo antes de cerrar un
recuerdo que durará para siempre.
Tamajón aguarda tranquilo, soleado y sin viento.
Al lado del parque nos ha guardado el coche.
Tamajón se despide:
-
hasta la próxima Romanos,
-
que estáis locos,
-
que estáis perdidos,
-
que esta es vuestra casa
-
que esto es lo que quiero
-
gente así, como vosotros.
JC, V´13
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