Hoy no vamos a hablar de Bernard,… ni de Alfons,… ni del Orco,… ni de la
Bruja,…
Hoy lo haremos de lo que efectivamente es:
'El Ciclismo en estado puro',... sin complejos.
'El Ciclismo en estado puro',... sin complejos.
Fue de estos días en los que nadie es el mejor, en los que todo está por decidir,
en los que cada subida, repecho, llano, despiste o descuido, provocan un
desastre. Que te quedes atrás, que te mueras para recuperar y dispares todos los cartuchos
donde no debías, donde no hacen daño, donde no te dan puntos.
Ha llegado el buen tiempo de golpe, los días largos y los entrenos de
calidad hasta que cae la noche entre semana.
Cómo otro Domingo más, en el que la primera subida es el Gurugú, muchos
salen por delante.
En la plaza, a dar batalla, los demás.
Salida medio puntual, con subida de rampa Guruguniénse respirante a 17
km/h, permiten a la gran mayoría aguantar y calentar un poco.
Las hostilidades no van a tardar en llegar.
Se rueda deprisa hasta Loeches.
Es en el giro hacia Pozuelo, donde Carnes comienza la ascensión. Rápido desde
el principio y en plato pequeño, el ritmo es intenso y creciente.
Ascendemos velozmente hasta el cruce Campo Real / Pozuelo del Rey.
Gana Pozuelo y, aún más, la rodada se intensifica. Es primero Nico el que
sustituye a Carnes y posteriormente Alessandro el que se atreve dando el relevo
al segundo.
Por detrás ya no queda nadie, sólo dos agazapados y escondidos hace kms. JuanKar y Fran, han aprovechado el desgaste de los de adelante para dar el
susto en los últimos 200 metros levantándose en plato para llegar primeros a la
cima.
Cuesta agrupar a la gente en los repechos subsecuentes por las diferencias
generadas.
Por fin, todos juntos y en compañía de los Graciano, Castaño y otros muchos
de la misma quinta bajamos a toda velocidad Torres la Dura.
David, embutido como un chorizo, alcanza más de los 80 km/h, permitiendo esto adelantar decenas de posiciones desde la parte de atrás del grupo hasta la
cabeza de carrera.
El giro a la derecha dirección Valverde hace pensar.
Hay que descansar, no quemarse y preparase para la próxima subida.
Se continúa fuerte.
Ñapas se marca una escapadita que el mismo aborta por el viento en contra
que azota y el respeto a los que viene por detrás como motos.
Por fin, llegados a Valverde comienza la ascensión.
Carnes al son de: - ¡el que no pueda
que se joda! Salta del grupo,
Calma tensa atrás, Juankar, Fran, Villabilla, Nico y Alessandro, no pierden
los nervios.
Alessandro tira fuerte hasta dar caza Carnes, le sobrepasa y por detrás
casi llegados a la cima salta Juankar.
La cuesta ya está casi en su punto más alto pero las cartas no están todas echadas.
Villabilla ataca fuerte desde la tercera posición para sobrepasar al
primero en la cima.
Llegamos al llano que une Villalbilla con el Gurugú, y lejos de aflojar, a
Ñapas se le vuelven cruzan los cables.
Rodamos a 48 km/h, el grupo se estira como una goma y antes de llegar a la
Glorieta final los cadáveres comienzan a gotear de uno en uno.
Es un trampa clara. Los que no van a ascender El Vivero de los Hueros,
queman sus últimos cartuchos para sacar algún punto en la meta volante a la
entrada del pueblo.
Un despiste general provoca que el grupo que va a luchar por el puerto de
montaña se reduzca demasiado mermando algo el espectáculo.
Llegamos a la subida del día.
JuanKar aprieta con fuerza para quitarse de en medio a Alessandro, Nico y
David.
Nico aumenta el ritmo para no perderlo, Alessadro a rueda y David pierde
posiciones.
Juankar mira atrás para ver al grupo perseguidor.
Cuando Nico quema sus cartuchos, es Alessandro el que aprieta adelanta y se
permite el lujo de alcanzar a Juankar, esperar a las últimas rampas y atacarle
con fuerza para llevarse el premio de la montaña.
Es increíble ver a la gente atreverse con estas rampas, Rafita, David,
Fran, Freddy, etc. ninguno se dejan intimidar por desniveles de hasta el 18%,
en algunos tramos.
La parada en el bar, como siempre, genial. El señor hostelero nos brinda
con gusto unos deliciosos mini-bocadillos de tortilla que devoramos con placer.
Los Graciano han partido antes, de nuevo, para evitar el apretón de Torres
la Blanda.
Subimos en grupo. Al ser la última de las cuestas de la jornada se respeta.
Nadie se queda, han sido Ñapas y Rafita los que han tirado del pelotón.
Piques varios en los repechos posteriores hacen dar ánimos desde los coches
a los locos ciclistas que se dejan la piel en cada metro de asfalto.
Llegados todos de nuevo al Gurugú el pelotón se rompe para dejar a la gente
retornar a sus casas.
Lo más bonito de hoy diría que ha sido el saber estar de todos, la gente
sufre y nadie se queja, se espera en los puntos clave y los piques han sido
muy, muy sanos.
Así da gusto entrenar con la Peña.
Hasta la batalla que viene.
JC, V´13
Perfil: Ruta V
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