18º Edición PBP 2015:
PARIS – BREST - PARIS
(prueba de Ultrafondo, 1.230 Km en menos de 90 horas)
Prólogo
Estamos en Burdeos, son casi las 01:00 de la madrugada de este viernes 20
de Agosto.
Hace poco más de un día que terminamos una de las hazañas
épicas ciclistas más importantes del calendario internacional y no puedo dormir
por no dejar de pensar una y otra vez en lo que ha sucedido.
En las siguientes líneas voy a resumir lo que es esto,….
La preparación de la prueba es como un juego, vas participando
en pruebas de resistencia que van de menos a más durante el año: Las Brevet.
Los distintos itinerarios se suceden en todas las regiones del
mundo y pasan por circuitos que van incrementando su recorrido de menos a más
desde el mes de febrero. Las Brevet son: 200, 300, 400 y por último la 600 km.
Todas estas pruebas ciclistas, se suceden en el año y van
poniendo el cuerpo a tono durante la temporada para lograr el objetivo y asegurar que no va a ocurrirte nada en la
prueba final de 1.230 Km de París.
Entre tantas Brevet, salidas, marchas, carreras,… el mundo a
tu alrededor sigue girando y encontrar el hueco para salir a entrenar es
complicado, estresante y muy sacrificado.
Todo esto unido, dificultad física y sociologíca, hace que
esta hazaña lo sea aún más si los que lo hacen son gentes normales de a pie de
portal de calle.
Una vez que ya estás preparado toca apuntarse y tirarse a la
piscina.
Llegamos a París
Llegamos a París el Sábado 15/08, directamente desde Alcalá
de Henares (Madrid).
En mi coche:, Ale, Susana, Olmo y yo.
El coche, lleno de sueños y maletas, no paró de cacarear
durante los dos días del viaje acerca
del dónde, cuándo y cómo íbamos organizarnos para quedar o diseñar la
estrategia de paradas y descansos de sueño.
Llegados a París, fuimos al Velódromo de Saint Quentin en
Yvelines a recoger los dorsales, chip y material que la organización pone a
disposición de los corredores para poder participar en la prueba.
Entre el sábado y el domingo se vive por todos los hoteles,
casas, pensiones, calles, el rugir del grillo de miles de bicicletas poniéndose
a punto para el evento junto a coloridos ciclistas que van y vienen en sus
velocípedos arriba y debajo de las carreteras.
Es una gran fiesta ciclista con 6.000 participantes venidos
de 45 países y… allí, estábamos los 4 viviéndolo en toda su intensidad.
Mi coche pasó a ser el vehículo de apoyo número 0748 una vez
puestas las pegatinas acreditativas oficiales, con piloto y copiloto expertos
ya en este tipo de eventos, Susana y Olmo, respectivamente (coches de aproyo
también de la Transpyr 2013 e Ibex Route 2014).
El plan era simple, mientras Ale y yo rodábamos a Brest 24
horas sin parar desde París, el vehículo
saldría a Brest desde París a la mañana del lunes 17/08 para poder ayudarnos en
cambio de ropa, revisar estado físico y dormir unas horas antes de continuar
con la idea de hacer otra noche entera del tirón.
Comienza la carrera
El Domingo 16/08 a las 07:15 comenzamos la prueba desde el
Velódromo Saint Quentin en Yvelines.
¡¡¡DIOS!!!
Qué locura, estamos en el Grupo P, yo tengo el dorsal P130 y
Ale el P147. Antes de nosotros y desde las 16:00 ya han salido todos los grupos
desde la A a la N y por detrás, desde la Q hasta la Z, separados por 15 minutos
de tiempo cada uno.
A partir de aquí ponemos el cronómetro en marcha, no podemos
superar las 90 horas.
Km 0 à
Km 100
Nos acercamos al cajón de salida en primeras posiciones y
BOMMMM,… salimos como locos,… ¿pero esto
no era una carrera de larga distancia?
En cabeza un alemán, a mi derecha un Japonés, Ale a mi rueda
y por detrás unos cuantos más, en breve se crea hueco con el pelotón y en mi
cabeza ya empiezo a pensar que hemos salido como siempre,… como pollos sin
cabeza y, como siempre, tocará aguantar hasta el final.
No sé si fue suerte o desgracia que al final del primer
kilómetro Ale pinchara y tuviéramos que parar para cambiar la cámara.
Allí, en medio de la calle, nos pasaron los 200 del grupo P,
un poco entre risas.
Cambiamos la cámara lo más deprisa que pudimos y un buen
francés trajo de su casa corriendo una bomba de pie para meter los 8 Kilos en
la rueda necesarios para dar la presión óptima.
Ahora sí,… salimos rápido y empezamos a tirar a relevos de
10 minutos cada uno a altas velocidades.
Llegando al km 100 ya habíamos adelantado por completo al
grupo P y estábamos pasando a los L, M y N.
Hasta el Km 100, no percibimos grandes pendientes y eso
permitía rodar rápido.
Km 100 à
Km 200
Del km 100 al 200, entramos en la noche y tocó encender los
focos.
Ahora se suceden los repechos uno tras otro y seguimos
apretando.
Nos guían las luces rojas de los miles de ciclistas que
circulan por la carretera adelante.
Vamos saltando de grupo en grupo según vamos alcanzándoles y
remontamos centenas de posiciones.
En este segundo bloque de kilómetros ya empezamos a percibir
que algunos ciclistas se meten a rueda para aprovechar la locomotora.
Ante cualquier cuesta o repecho aprovechamos para apretar y
dejarlos atrás.
Al final del Km 200 tenemos el primer control: Fougeres.
Muchísima gente apelotonada en el mismo punto.
El modo de fichaje es sencillo. Llegas, dejas la bici en un
aparca bicis y vas al punto de control a sellar la hora de llegada y hacer el
marcaje del Chip. Luego hay que comer en los restaurantes preparados al efecto
y posteriormente seguir adelante con la ruta.
Dado que estamos al principio está todo Petado de gente, lo
que hace que perdamos casi 45 minutos en poder dar los pasos del control.
En este control nos encontramos a David del Cortyfader ya circulando
destinos al segundo control.
Cuando conseguimos emprender camino habían pasado 45 minutos
de eternos trámites.
El terreno se pone más pestoso que antes y conforme
avanzamos en la remontada de posiciones la gente tiene más nivel.
Aun así, la estrategia sigue funcionando a la perfección,
apretar en las cuestas para reventar a
los perseguidores.
Nadie aguanta rueda y seguimos avanzando posiciones.
En medio de una subida larga noto el ruido de otro
ciclista,… apretamos y no se suelta.
Algo pasa aquí.
En la siguiente cuesta el invitado toma la cabeza de los
tres y tira a muerte para dejarnos.
Llevamos 250 km rodando a toda leche y este pájaro nos está
plantando cara.
Un tipo alto, fino y fuerte de culotte y maillot negro con
colores blanco y azul en horizontal.
Ante tal exhibición de fuerza me dejo caer al tercer puesto
para recuperar y no perder rueda.
Ale en la siguiente cuesta tira del grupo aún más fuerte que
el nuevo.
Y en la tercera cuesta, tiro yo a muerte para ver hasta
donde aguanta.
Por fin, este invitado, que resultó ser Sueco y llamarse
Martín dijo,… Guys, excuse me,
is enough for me, i need to leave you and continue alone. (Chicos,
perdonad, para mi es suficiente, no puedo más prefiero seguir más tranquilo y
sólo).
La respuesta de Ale y mí fueron unánimes,… No Man, YOU COME!
(Ni de coña, ahora después de dar por culo VIENES).
Qué mundillo este del ciclismo, cuanto más te aprietan y más
sufres mejor te lo pasas.
Así rodando con el Sueco, montamos una grupeta que volaba
arriba y debajo de las montañas a las 04:00 Am de la mañana.
Llegamos al tercer puesto de control en Tinteniac con los
ojos desorbitados de tanta adrenalina, comimos como animales y por fin dimos
caza a David del Cortyfader y José Luis de las Brevet de Algete.
Km 300 à
Km 400
Ahora tocaba relajarse un poco e ir en grupo con nuestros
amigos y unos cuantos ingleses y noruegos que se nos metieron a rueda.
Este tramo es más plano y llevadero.
Se charla mucho mientras se ha hecho de día.
José Luis está jodido de las rodillas, no puede ir adelante
y tiene que reservarse continuamente para intentar acabar la prueba.
Si percances ni bajas llegamos al siguiente Control:
Loudeac.
Km 400 à
Km 500
Salimos de nuevo en grupo, José Luis está muy mal y no puede
seguir el ritmo.
David y José Luis nos alientan a seguir adelante y no
esperar.
Ale y yo finalmente apretamos y nos adelantamos dejando al
grupo completo atrás y volviendo a meter plato y circular deprisa.
Esta zona vuelve a ser pestosa y llena de repechos.
Ahora, tras unos pocos minutos cogemos a un grupito formado
por un Alemán (Tomas) un Inglés (Mark) y un Americano de San Francisco.
Los tres se meten a nuestra rueda y comienzan a darnos
relevos, Ale y yo, respetamos la buena acción y acompañamos dando los nuestros
cuidando que no se quede nadie.
Hay un pique del Americano de San Francisco con el grupo en
general, cada vez que puede se escapa en una bajada dejando hueco de por medio.
El resto del grupo mira mosqueado el tema y por dos veces,
una el Inglés y otra el Alemán intentan poner en aprietos al Americano, sin
ningún éxito.
Por fin Ale se decide a ponerse a rueda en una cuesta del
Americano y dejarle apretar hasta reventar, … el
Americano se queda atrás y los
demás seguimos al mismo ritmo.
En la bajada el Americano aprieta y nos pasa como loco.
El grupo se vuelve a mosquear y cuando cazamos en el llano al
Americano, a Tomas se le cruza la cadena quedándosele enganchada en el plato.
El Americano aprovecha para irse lo más rápido que puede
mientras que nosotros (Ale, Mark, Tomas y yo) paramos en seco para arreglar el
problema.
Tras unos minutos por fin desbloqueamos la cadena y seguimos
adelante.
Ahora me pongo a tirar del grupo yo con la premisa: Let´s go
for San Francisco (Vamos a por el Americano).
Todos a una vamos dando rápidos relevos durante largos
minutos hasta que,… el Americano s pone a tiro en un repecho.
Como locos los cuatro le pasamos en plato quitándole las
pegatinas de las Barras y Estrellas.
A partir de ahí no vimos más al Americano en ese día.
Paramos los cuatros en el siguiente control Carhais –
Plouguer.
Km 500 à
km 600
Ya estamos a tiro de Piedra de Brest, son las 16:30 Pm,
llevamos sin dormir casi 24 horas y toca la sorpresa de la etapa.
Hay un puerto de 40 km de largo que subir y 40 km que bajar.
Entre los cuatro ascendemos el mítico Puerto a relevos.
El puerto no parece acabar nunca, largo, lleno de curvas. La
siguiente curva parece que es la última y siempre hay otra detrás.
Llegados a la cima hay unas antenas y desde ahí se bajan 40
Km con alguna cuesta escondida para llegar a un pueblo que te hace bajar a un
más hasta el puerto de Mar de Brest.
Qué bonita es la llegada a Brest pasando por el puerto y
viendo en meta a Olmo y Susana aplaudiendo como locos a la entrada este punto
intermedio.
Ahora toca cena y descanso en un Ibis de la ciudad, en total
6 horas de parada desde que llegamos a las 21:00 Pm y volvimos a salir a 03:00 Am.
Entre tanta charla de despedida con el Inglés y el Americamo
y la copiosa cena familiar finalmente sólo dormimos 2 horas y media.
Esto nos pasaría factura al día siguiente.
Km 600 à
km 700
Son las 02:45 Am, estamos cansadísimos tomando el desayuno
en el hotel.
Salimos a las 03:30 Am de nuevo rodando por Brest.
Hace muchísimo frío y la ropa que llevamos no es la más
adecuada. Para la noche siguiente decidimos que el coche de apoyo nos deberá
esperar en el control que esté a 200 km de meta para darnos ropa de inverno y
poder aguantar así la última noche en vela, por lo menos, calentitos, mientras
toca aguantar.
No estamos solos, hay más gente.
Estas 7 horas de parada nos han hecho perder muchas
posiciones.
Durante la ascensión rompo el cable del cambio trasero y me
tocan subir los 40 km en 39 *12, de pie y aguantando ataques de otros
participantes.
Cuando llegamos a la cima del puerto hay un punto de
avituallamiento que aprovechamos para que el equipo técnico cambie el cable por
20 euros y mientras tomamos algo de desayunar.
Da un poco de pena ver a tanto ciclista llenando el
restaurante, tan sucios, tan sudados, tan cansadísimos por la falta de suelo,
muchos están tumbados encima de la mesa durmiendo.
Acabamos lo antes que podemos mientras Ale consigue
encontrar un hueco en el servicio y salimos rodando de nuevo descendiendo los
40 km de puerto.
El estómago me está empezando a doler, todo me repite, tengo
una acidez brutal,… el exceso de comida cada dos horas y la falta de ir al baño
para deponer aguas mayores hace que el intestino se comprima y todos los jugos
gástricos se apoyen en la boca del estómago produciendo mucho ardor.
Las manos y los pies se duermen sin posibilidad de despertar
por mucho que las muevas o andes descalzo en las paradas. Las terminaciones
nerviosas de las manos y los pies se están viendo afectadas por la falta de
riego sanguíneo adecuado y la presión sobre los pedales y el manillar.
Las rodillas aún no duelen pero en breve lo harán.
Sabiendo de la situación de cansancio extremos que estamos
viviendo adoptamos la estrategia de no ser asesinos en las rodadas, tenemos que
evitar apretar tanto y dar relevos cada 10 minutos aunque tengamos que aflojar
un poco la marcha.
Así lo hacemos.
Acabamos este tramo de kilómetros hasta el control de
Carhaix Plouguer, de nuevo, adelantado muchísimas posiciones y sin que nadie
nos pase.
Estamos recuperando puestos.
En Carhaix Plouguer paramos de nuevo, ya es de día y la
gente sigue aplaudiendo a cada llegada.
Ya no sé qué comer, todo me genera acidez salvo la cerveza
que devoro a la vez que el bocadillo de salchichas a la brasa.
Km 800 à
km 900
Ya es totalmente de día, el frío ha pasado, empezamos a
guardar en los bolsillos, perneras, guantes largos, buf, chaleco y manguitos.
Seguimos dando relevos cada 10 minutos con resultados espléndidos,
adelantamos a todo el mundo volviendo a tomar posiciones de cabeza.
Cuánto más adelante vas menos personas ruedan cerca.
Lo más divertido de este tramo fue cuando divisamos por
delante al Americano de San Francisco rodando en solitario.
Al pasarle, el Americano se
volvió a picar y atacó en el descenso. Ale y yo en esta ocasión seguimos
a nuestro ritmo, le cogimos rueda de nueva y en la primera cuesta de 2 km que
encontramos apretamos un pelín dejándole descolgado para el resto de la etapa.
No miramos y reímos, no le vimos más.
Rodar por parejas y tan constante, es muy efectivo pero… muy
aburrido.
Tras 200 km rodando a relevos estamos a tiro de piedra de
que empiece de nuevo la noche.
Km 900 à
km 1000
Ya estamos en la tarde del martes 18/08, llevamos 48 horas
en la carretera, he perdido la noción de la orientación, mentalmente no soy
capaz de ubicarme en el espacio físico del mapa de Francia, pero sé que
siguiendo las flechas azules que marca en la Carretera París voy a llegar a
meta, sólo quedan 300 km.
Empezamos a ver a gente que adelantamos circulando a 15 km/h
con dos noches enteras sin dormir y con la cabeza medio colgando de los hombros
entre los cuernos de la bici.
Está todo del mundo exhausto.
Ale y yo tras 200 km de tran - tran nos encontramos de nuevo
fuertes como el vinagre y volvemos a apretar.
Llegando a un pueblo un periodista en bicicleta nos da caza
y acompañado de su Peña nos da cobertura por 20 km en amena charla cubriéndonos
del viento a la vez que ayudan a un señor de su grupo que está haciendo la
prueba.
Tras unos divertidos minutos nos volvemos a escapar adelante
y empezamos a ver a varios grupos a lo lejos.
Cae la noche de nuevo, encendemos los focos y con ello la
Adrenalina.
Atacamos como salvajes a todos los grupos que vemos a todas
las cuestas, nadie aguanta rueda y a las 01:00 Am llegamos al Ante-penúltimo de
los Controles: Villaines la Juhel.
Bajo la pancarta de llegada a este punto veo a Olmo y Susana
a los lejos aplaudiendo y les grito como
loco,… Dios, que alegría.
El equipo al completo nos vamos a sellar y a cenar al restaurante.
El coche de apoyo nos proporciona ropa de invierno y
baterías para alguna luz ya desgastada y seguimos camino, sólo quedan 200 km.
Km 1000 à
km 1090
Estamos de madrugada cerrada, no hay luna, mirar atrás
parece mirar dentro de un cuarto obscuro.
Estamos solos, no hay ni coches ni ciclistas y nuestra única
referencia son las flechas azules que marca la organización.
El sueño ataca con una fuerza brutal, te cuesta mantener los
ojos abiertos, te muerdes, piensas en lo bonito de la llegada, imaginas una
esperanza que te haga algo de ayuda en seguir adelante y no quedar dormido en
cualquier esquina.
Por fin, tras otras tres horas rodando en silencio escalas
una rampa de 3 km ya aparece el penúltimo de los controles: Mortagne Au Perche.
El control está sólo acompañado de los voluntarios de la
organización de la carrera que te acogen y te conducen a comer algo.
Entre el ardor de estómago y el sueño creo que no voy a
poder seguir, finalmente nos decidimos a pegarnos una buena cena a ver si nos
recuperamos.
El cuerpo con la comida despierta algo y aprovechamos esa
sensación para seguir adelante.
Km 1090 à
km 1160
Son las 04:00 Am, seguimos adelante, vemos algunos ciclistas
por delante con sus luces rojas que guían nuestros pasos.
Cuando les cogemos vemos que están acabados, no consiguen ir
más deprisa de 20 km / h
Ale y yo nos vamos despegando de todos y seguimos adelante
hasta que el sueño acaba conmigo,… las luces se mueven, las líneas de la
carretera se ven borrosas,… necesito dormir, en caso de no hacerlo puedo tener
un accidente que nos cueste un disgusto a todos.
En un claro de la carretera paramos, saco el chubasquero, me
tumbo sobre unas ramas secas, me tapo y… cierro los ojos, caigo como un bendito
20 minutos.
Ale hace lo mismos y descansa algo, me contó que las
estrellas en esa zona se veían limpias y claras.
Al rato estábamos de nuevo rodando más despejados y con
fuerza.
Cuando retomamos nuestra marcha nos encontramos a Fulgencio,
un Brevetero del 600 de Algete.
Entre la conversación, la obscuridad y la charla nos pasamos
una de las flechas y perdimos ruta.
Fulgencio con su GPS nos ayuda a retomar la ruta correcta.
Ale y yo, sin necesidad de decirnos nada, entendimos que
debíamos acompañarle hasta la meta en señal de agradecimiento.
Y así fue.
Los tres comenzamos a rodar en relevos rápidos, incluso
protagonizamos una bonita batalla contra unos simpáticos ingleses.
Llegamos al último de los controles: Dreux
Hasta el rabo todo es toro, pero sabía un poco a victoria.
En Dreux desayunamos y conocimos a Samuel, otro loco de las
montañas que también decidió venirse con nosotros.
Km 1100 à
km 1230
Ya completamente de día y con la tercera noche sin dormir a
cuestas emprendemos camino los cuatro: Samuel, Fulgencio, Ale y yo.
Vamos tirando todo el camino Ale y yo, a un ritmo constante
fácil de seguir en el llano y pestoso en los repechos, que son constantes.
Es tiempo de Charla.
Los últimos 30 km fueron un regalo de la organización que se
dedicó a subirnos y bajarnos por todas las cuestas que había en una
urbanización.
Por fin llegamos al final, el Velódromos de Saint Quentin en
Yvelines más felices que unas perdices y en un tiempo de 64 Horas 06 minutos.
Allí nos esperaban el coche de apoyo para darnos abrazos y
besos y un público enfurecido aplaudiendo como loco.
-x-
Ha sido un verdadero placer poder participar en una prueba
de estas características, lo hemos pasado fenomenal tanto en carrera como fuera
de ella, hemos aprendido muchísimos de la larga distancia y nos vemos
perfectamente capaces de emprender otra para hacerlo mejor y seguir disfrutando.
Un fuerte abrazo y hasta la próxima.
PD: José Luis, finalmente llegó a meta antes de las 90 horas
con las rodillas hechas papilla.
JC, V´15