La plaza se ilumina de un sol fantástico, domingo
festivo.
Muchos se dan cita entre el run – run de
la conversación y el bullicio de los rumores que van y… que vienen, sobre lo de
los Visigodos de la semana en ciernes.
No hay quejas durante la ida hacia el
Casar.
El ritmo sosegado ayuda a descansar la
mente mientras se deja pasar, a los lados, las Dos Castillas que entre verdes y
amarillos nos regalan una bonita mañana de paseo.
El Sargento y Señor Guardia Civil, mandan
durante kilómetros y suben el Casar a buen ritmo mientras, casi todos,
respetamos atrás.
Al final, Rafita saca un pelín los pies
del tiesto y se deja ver en el llano junto con Alfredo hasta llegar al Bar.
¡Unos cafés camarero!
Y unos bocatas de jamón serrano, en plato
llano, son devorados por los flaquitos ciclistas que se agolpan en la barra.
Recogemos velas y volvemos a rodar.
Antoñito, avisa,… ¡voy a tirar!
Y así fue.
El modo de marcha cambia radicalmente, de
los 27-30 km/h de la ida, pasamos bruscamente a los 40 km/h sostenidos.
El pelotón se ha puesto muy nervioso.
La situación se pone complicada y sin
perder posiciones toca el turno de colocarse, mirar a los que van delante, los
que van de detrás y los movimientos del grupo.
El grupo se estira como una baraja boca abajo sobre
el tapete .
‘Gallito ciclista’.
Durante el descenso la velocidad aumenta
hasta los casi 60 km/h y las curvas de derechas e izquierdas se toman sin
perder de vista los que comandan el grupo.
Llegados al remanso de la carretera, dos
saltan con fuerza.
David y Raúl, se escapan unas cuantas
decenas de metros,… es el momento.
Atrás se dispara la adrenalina, Viti,
Pirata, Alfredo, Pani, Nico, Ñapas, Antoñito,… en fila india se aprietan los
pedales.
Los metros con los escapados se reducen y
el pelotón engulle a los caramelitos como un dulce previo a la pascua.
¡Dios!,… el ritmo no para,… ¡llegan los
repechos! Un viento de izquierdas envenena la rodada y se producen TERRIBLES
ABANICOS.
Llega la ascensión de Sotolargo y no se
aminora.
Es hora de romperse en pedazos.
En abanico y a casi 30 km/h los músculos
tensionan las rodillas y tobillos, para mantener esa velocidad.
La escapada fructifica.
Viti, con Alfredo y Pirata suben como
relámpagos, mientras Pani, Ñapas, Nico, Antoñito y los demás pierden rueda.
El grupo
no entiende de normas, no entiende de consejos,… una vez más el corazón
puede sobre la cabeza.
Están todos locos.
Cada ciclista de esta peña lleva un ángel
y un diablo y… juega a suertes el destino de los próximos 20 segundos a la
ruleta rusa.
Atrás se pierden en el horizonte Rafita,
Graciano, Castaño, Patillas, El Sargento, el del Tricornio, Edu, Raúl, David,
Joaquín, Pablo y… un montón de compañeros que aún guardan sana la mollera.
Entre medias no se deja tiempo al ‘querer
y no poder’.
A muerte tiran Ñapas, Nico, Juankar y Pani
con un único objetivo,… recuperar a los escapados.
Delante no se da tregua, relevos caníbales
y camicaces, dejan la carretera, si cabe, aún mas pertrechada de cadáveres.
Por fin se levanta el pie y el pequeño
grupito perseguidor, liderado por Pani, entra en el paquete de cabeza.
Desde Meco en adelante se mira más tiempo
atrás que adelante, sólo Pani intenta liarla un pelín en el último escalextric
sin mucho éxito.
El pequeño grupito de ‘8 ciclistas’ entra
y espera en la rotonda la llegada del resto,
Por fin el gran pelotón y por capítulos se
agrupa de nuevo para ‘comentar la jugada’.
A casa despacito,… a comer, a ver la tele,
a dormir la siesta, a preparase para mañana.
Nos vemos comiendo GACHAS el domingo que viene.
JC,
V´13
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