Hoy se ha hablado poco.
Hemos empezado Abril y por fin disfrutamos de una etapa bonita (propuesta por Pablo Pasamar).
Larga en su recorrido, por
carreteras poco transitadas y con un perfil envenenado allá donde mires. Ha sido
todo un disfrute de sabores para todos.
Llegando a Alcalá se ve salir, 10
minutos antes, a 5 peñistas y un poco por detrás otro, algo descolgado.
En la Plaza, los Águilas.
Pintaban mal las cosas, mucho
pájaro fino y encima con invitados de Honor, un par de Félix Pérez que nos han acompañado en toda la
carrera.
El grupo afronta la subida del
Gurugú en modo calentamiento, van tirando Oki y Patillas. El ritmo: ‘increchendo’.
Arriba se percibe alguna pequeña
baja. Javi Porras padre lucha y lucha, cada día va mejor, pero estas barbaridades
necesitan de un poco de entreno más.
Camino a Villabilla, se nos junta
Embí y se pone rumbo a la siguiente cuesta.
En esta ocasión la velocidad es
superior.
El corazón se hace un nudo y se
aguanta metralla hasta arriba como se puede, siendo los encargados en esta
ocasión de martirizarnos Rubén, Nico y Carmona. Así se sufre hasta el Robledal donde
se baja un pelín el ritmo para recuperar a los que atrás se han quedado.
Ya van dos subidas y aquí aún no
ha muerto nadie.
Días así, lo mejor es colocarse,
saber de quien eres hijo y de donde te puedes enganchar cuando las cosas se
pongan feas.
A buena marcha se llega a
Pezuela para descender tranquilamente, esperando reagrupar a todos los integrantes del
equipo.
En la Venta del Cojo, Nico toma
la cabeza de carrera poniendo al pelotón a 40 km/h hasta llegar al cruce de
Escariche.
En la subida, se van haciendo
relevos de 5 minutos, que sin destruir al personal, permiten llevar medias
elevadas.
Escariche y Escopete cáen
fulminados por un grupo que no deja las medias bajar los 30 km/h.
No se queda nadie.
Camino a Fuentelencina los
relevos aumentan de intensidad, ahora el que se prueba es Raúl, que salta los
repechos como un relámpago, haciendo vibrar al pelotón.
El camino hacia Moratilla,
pecioso, estrecho, sin tráfico y sinuoso entre colinas.
El alto de los Rosales se hace
fuerte, se quedan algunos, el resto sin tregua baja rápido para enfocar lo que
va a ser la batalla del día: Horche.
Al principio de la montaña
parecía que Rubén iba a dar batalla, pero Borrego no le ha dejado. Ha
intentado romper el ritmo a base de un par de tirones.
Esta es la señal, no hay nada
como intentar poner orden entre los Gallos para que Oki se encienda y desde muy
temprano salte con fuerza rompiendo la estructura del pelotón, a su rueda Raúl
salta con pasión, le aguanta casi hasta el final.
Y por detrás, todos los
demás dando el Do de pecho hasta entrar en el Pueblo.
Muy buenas sensaciones.
El nivel de la gente es
buenísimo.
Hoy ha sido Oki, pero mañana
puede ser cualquier otro.
Señores, señoras, ¡A entrenar!
En Horche se para como es norma y
la gente firma el hoy emborronado libro de asistencias.
La vuelta, dado que muchos élites
se han ido antes, se hace más tranquila. La gente se deja llevar por Borrego y
Juárez que ponen ritmo durante la subida al Pozo.
Arriba se espera a los Causapié y
se rueda a buen ritmo de nuevo hasta Alcalá de Henares acompañados por las féminas juveniles del Salchi.
Hasta el sábado que viene y,… lo
dicho: ¡A entrenar!
Mañana serás tú el que dé la
campanada.
JC, V’12