Primera vez,... primero.
Para pocos, la cuarta.
Para otros, la tercera.
Para algunos, la segunda
y para
los demás, la primera,...
Son las veces que participan en esta marcha ciclista que
se disputa en Guadalajara, en concreto, en Galápagos.
Allí, en una plaza típica de pueblo pequeño, se concentra la ilusión de
unos organizadores, locos de las dos ruedas, que con todo su empeño logran, por
5 euro, que 100 participantes venidos y de todos los niveles disfruten de un
entrañable día de ciclismo de montaña.
Pani, según bajó del coche ya auguraba que aquí había chicha, ¡hay gente
buena! Hoy,… se va a liar.
Los minutos antes de la salida, bajo la pancarta, son ya como el sentarse
en el rellano de la escalera del portal, saludando a los conocidos vecinos de
estas peculiares reuniones de amigos.
Risas, material, el pasado, los hijos, la familia, de todo se comparte
antes de que se dé el pistoletazo de salida que va a hacer saltar el corazón de
bote en bote entre tanta piedra, polvo y chasquido de plato y piñón al son del
capataz que tenga el valor suficiente de marcar el ritmo de la carrera.
La salida es neutralizada en sus dos primeros km por el organizador de la
prueba que nos guía entre extrañas curvas hasta salir del pueblo y tomar los
caminos.
A la voz de,… ¡ya podéis ir!,… se desgrana la carrera.
A la cabeza se escapa con fuerza Santi (el del maillot blanco y negro), no
para de pedalear y poner un ritmo infernal al que nos acoplamos con dificultad,
Pani, Félix, Alberto, Villalbilla y un par de máquinas más.
Los km pasan y Santi no deja de apretar, los repechos se hacen a gran intensidad
y esto provoca los primeros desgarros en el grupo de cabeza.
Pani, rompe y con él los otros dos ciclistas.
Alberto sigue a rueda aunque la suerte le juega una mala jugada, dado que el
GPS le sale volando en un bache.
Cuando se quiere dar cuenta del percance han pasado minutos y debe
retroceder hasta muy atrás para recuperarlo, perdiendo así toda opción de
puesto de pódium.
Subida la primera de las rampas, Pani en un esfuerzo sobrehumano, vuelve a
entrar en el grupo de cabeza, pero en la siguiente cuesta arriba sufre de más
por el calentón anterior y el pelotón de tres se vuelve a escapar.
Estamos ya en el km 20 y Santi sigue tirando con fuerza para ver si
consigue que las dos sanguijuelas que atrás lleva suelten de una vez y
revienten por alguno de los arcenes de este desierto de polvo y arena.
No hay manera, Villalbilla y Félix (líder de la categoría master 40 en el
campeonato de Madrid) no pierden ni una micra.
Llegamos al final de la última de las cuestas y Santi tira la toalla, sale
de cabeza y se mete atrás.
Es ahora el turno de Félix.
El tambor del remero marcan las pedaladas de este titán, una a una, empuja
y engrana los piñones con vivaracha frescura en llanos y subidas.
De esta guisa, sin pastor, ni tónica, ni religión, es Félix el que disfruta
retorciendo los eslabones de la podrida cadena sucia de arena.
Llegamos al kilómetro 30 y Félix da el relevo a Villabilla.
Qué decir,… a tirar como un perro. Potencia, desgaste y escuchar el jadeo
de mis dos secuaces a rueda.
Descenso precioso entre el km 33 y 37.
Revirando en curvas rápidas de poca visibilidad, los árboles pasan tan
deprisa que no da tiempo muchas veces a marcar la trazada perfecta.
Derrapes en tierra arenosa cruzando la bici en bruscos latigazos, quedan
gravados en el recuerdo para siempre.
Último repecho.
Fuertes, como tiros, suben Félix, Santi y Villabilla para enfocar los
últimos kilómetros a la línea de meta.
Km 45.
Este improvisado equipo ha funcionado a la perfección, cada uno y por tramos
ha tirado de forma homogénea.
Objetivo conseguido:, Pódium lleno.
Contentos como niños enfocamos la recta de meta y… en grupo, unidos por los
hombros, entramos al unísono frente a los aplausos del público congregado.
Pocos minutos después entra Pani haciendo un grandioso 5º puesto.
Bocadillo, refresco, camiseta y foto con Feli, la alcaldesa del pueblo dan
el punto final a esta gran marcha de Galápagos.
Sin duda, el año que viene repetiremos.
JC, V´13
PD: Es la primera vez en mi vida que entro primero en meta en una prueba ciclista de bicicleta de montaña.